miércoles, 19 de octubre de 2011

CARTA A MI DESPEDIDOR

Temido despedidor:

Espero que al recibo de la presente hayas pillado un resfriado o similar y necesites un tratamiento farmacológico que, seguramente, tendrás hoy a tu alcance porque algún científico pudo investigar los mecanismos biológicos de esa dolencia, gracias a alguien que se comprometió a darle financiación y cumplió su palabra, no como tú, que ahora te desdices y no das lo que prometiste.

Me dirijo a ti con el ruego de que no me humilles profesionalmente y en público. Entiendo que debas despedirme, lo entiendo porque no tienes dinero ni tan siquiera para seguir mal pagando mi trabajo, porque algún inútil que tienes por ahí calculó mal sus previsiones de ingresos y te lo has gastado todo en grandes eventos y en una gestión escandalosamente torpe de este Centro. Pero, por favor, no vayas diciendo por ahí que me lo merezco por torpe o por vago.

No insultes mi inteligencia. No te saques ahora de la manga el criterio de la "productividad" para justificar mi despido. No me vengas ahora a medir el impacto de mis publicaciones o cuánto dinero consigo en Ayudas a la investigación para pagar mis proyectos, porque NUNCA, JAMÁS me pusiste esta condición ni me advertiste que debía alcanzar un determinado factor de impacto o un mínimo de ingresos anuales. ¡Pues claro que sé que debo trabajar duro para sacar un paper en una revista importante y que debo buscar y conseguir Ayudas para mis proyectos!, lo llevo haciendo desde que empecé en esto; pero, ninguno de los gestores negligentes que llevaban este Centro y que ahora han huido cobardemente de sus responsabilidades me dijo en ningún momento que se iba a medir el factor de impacto de mis publicaciones o la cantidad de ingresos que hubiese alcanzado para, en función del resultado, decidir sobre mi continuidad.

Quizá si los torpes que pusiste al frente de este Centro me lo hubiesen dicho, yo me habría hecho otros planes, me habría establecido otras prioridades. Pero no fue así. Yo llegué aquí y me dijeron: te voy a poner un técnico y un predoctoral pagado por el CIPF. Y ya está.

Así que, por favor, no me sigas utilizando para tapar tus errores. El tema es más sencillo, deja de ocultarnos la verdad a los ciudadanos, dí que NO TIENES DINERO, que te lo gastaste y punto.

Aprovecho para mandarte mi peores pensamientos y también recuerdos a tus amigos el político, las del circuito de carreras, el del bóvido y su amiga, y la abogada con pedigrí,... y el científico premiado, a los que tanto te has preocupado de cuidar y proteger. Diles, por favor, que muchas gracias por su contribución a mi despido. Jamás lo olvidaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario